viernes, 5 de noviembre de 2010

EL LIDER TRIUFADOR Y SUS AYUDANTES DESPOTAS


El verdadero hombre de éxito es humilde. Celebra el triunfo de otros, los felicita, los elogia y se alegra sinceramente de la prosperidad ajena porque el mismo es prospero. Sabe que el sol sale para todos. Es tenaz, preparado, habla fuerte, se da su lugar, pero da el suyo a los demás y los escucha. Siente que en cada ser humano, sin importar su edad, raza o religión, hay algo digno de admiración. No conoce la envidia, pues su filosofía le lleva a pensar que Dios regala “paquetes” y no atributos individuales. Por ejemplo: puede detectar que su vecino posee tres cosas mejores que el, pero no las codicia porque sabe que si se le dieran las tres ventajas del vecino estaría  obligado a cargar también con sus desventajas. Para un triunfador es incoherente decir “Dios mío ¿por que no me diste otro conyugue o otra posición social?”. Sabe que lo que a el se le dio no es una pareja o una posición social sino un “paquete” en el que se incluye compañera, hijos, trabajo, cerebro, salud, dones espirituales, aspectos físicos, profesión, habilidades, etcétera; que cada ser humano cuenta con el “paquete” que justamente necesita, que cada “paquete” tiene una excelente combinación (carencias que equilibran las virtudes y virtudes que equilibran las carencias) y que todas las personas son triunfadores en potencia si usan adecuadamente el paquete que se les dio.

La posición del líder triunfador presenta, sin embargo un problema siempre latente: Atrae a los fracasados como la miel a las moscas.

Se acercan a el muchas personas envidiosas que desean a toda costa cosechar donde no han sembrado.

Los fracasados allegados al líder triunfador se convierten en SUBJEFES DESPOTAS.

  • Hijos holgazanes del papa rico.
  • Representantes de artistas deslumbrados por la fama.
  • Gerentes intermedios.
  • Auxiliares de importantes personalidades…

Tiene con mucha frecuencia el complejo de “mira lo grande que soy”.
Se envanecen de los triunfos de su jefe.
Tratan con desprecio a la gente.
La pulga sobre el perro cree que es ella quien camina rápido.

Ni el propio líder, que es casi siempre una persona muy ocupada, trata con prepotencia a los demás: pero el subordinado lo hace. Es un tirano con fusil. Amenaza a todos mostrando el arma que se les dio: su credencial. Fanfarronea, sobre los asuntos, roba e impone condiciones de dinero.

La pulga, por si misma, nunca lograra tener poder, pero en cuanto la colocan sobre el perro ostenta su posición y se burla de las que están en el piso.
El líder triunfador debe cuidarse de este tipo de rémoras. Del mismo modo, la gente que sufre vejaciones y desprecios de subjefes déspotas debe protestar, pues en ocasiones el líder es el ultimo en enterarse del abuso de sus colaboradores.

2 comentarios:

  1. "LA FUERZA DE SHECCID" publicado el año 1998 por Ediciones Selectas Diamante.

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  2. El poder por qué será tan necesario en nuestra sociedad?

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